TANGO EN MÍ
Me seducen tus acordes
y tu frasear sensiblero,
las calles y las veredas
de tu arrabal milonguero
Un manojo de piropos
al contornear las caderas
de las muchachas del barrio
en una tarde cualquiera.
¡Tango en mí! Musa mistonga
y la nota aletargada
de algún “fueye”amanecido
bajo la luna plateada.
Un derroche de zaguanes,
un amplio y diáfano cielo,
y la luz de un farolito
que espera el sol mañanero.
Bajo su luz, aquel fueye
Aguarda con su letargo,
Que un duende pulse sus teclas
Y se produzca el milagro.
Milagro de marionetas,
de giros de dos por cuatro,
bajo la luz mortecina
de un farolito de antaño.
CARLOS PINTOS (2000) De su último libro”A LA HORA DEL CREPÚSCULO”
Me seducen tus acordes
y tu frasear sensiblero,
las calles y las veredas
de tu arrabal milonguero
Un manojo de piropos
al contornear las caderas
de las muchachas del barrio
en una tarde cualquiera.
¡Tango en mí! Musa mistonga
y la nota aletargada
de algún “fueye”amanecido
bajo la luna plateada.
Un derroche de zaguanes,
un amplio y diáfano cielo,
y la luz de un farolito
que espera el sol mañanero.
Bajo su luz, aquel fueye
Aguarda con su letargo,
Que un duende pulse sus teclas
Y se produzca el milagro.
Milagro de marionetas,
de giros de dos por cuatro,
bajo la luz mortecina
de un farolito de antaño.
CARLOS PINTOS (2000) De su último libro”A LA HORA DEL CREPÚSCULO”
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